En las últimas semanas estamos asistiendo atónitos al lamentable espectáculo que el gobierno socialista protagoniza con sus socios de gobierno.

Frente a este despropósito el nuevo presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, es la única alternativa que ofrece estabilidad y confianza frente a un Gobierno que va en caída libre por sus actuaciones y alianzas. No hay estabilidad política sin la económica y viceversa, y lamentablemente España sufre las dos. 

Pedro Sánchez y sus socios proyectan una división penosa, una «política ilusoria» que, por ejemplo, trata de endosar toda la inflación a la guerra y plantea unas previsiones de crecimiento que no casan con las alertas y prevenciones de organismos como el Banco Central Europeo. 

Alberto Núñez Feijoo tiene muy claros los cuatro ejes sobre los que debería basarse la política económica de nuestro país: racionalización del gasto burocrático de la Administración; deflactación temporal delIRPF e IVA en mínimos en las energías para socorrer a las familias más vulnerables; distribución más ágil de los fondos europeos; y urgentes reformas estructurales. 

Una vez más Pedro Sánchez ha hecho oídos sordos a nuestras propuestas y sigue más interesado en escuchar solo a la ultraizquierda y al independentismo. Resultado: familias cada vez pasándolo peor y la tasa de paro más elevada de Europa.